Muchas decisiones involucran riesgos de muerte: en cuál aerolínea viajar, qué sistema de seguridad laboral implementar para los trabajadores, cuál campaña de salud pública promover. Al igual que otros tipos de decisiones complejas, éstas involucran un importante componente de incertidumbre. No es claro que pagar un 50% más por una aerolínea considerada “segura” reduzca significativamente el peligro de accidente. Tampoco es claro que se pueda conocer con certeza los resultados de una campaña de salud pública. Por lo anterior, estas decisiones demandan una alta cuota de fe en los supuestos y datos en las que están basadas.
Quizás el elemento más característico de las decisiones relacionadas con riesgos de muerte es que levantan una serie de cuestionamientos éticos. Uno de ellos es definir hasta qué límite es legítimo proteger la vida de las personas; sabemos que el oficio de pescador artesanal es muy arriesgado, pero no es claro que debería declararse ilegal. La instalación obligatoria de bolsas de aire laterales en automóviles salvaría muchas vidas, pero podría ser prohibitivamente onerosa. Para muchos no es aceptable transar ciertos principios morales y religiosos en favor de las campañas de prevención del SIDA.
El objetivo de este artículo es presentar algunos elementos técnicos que pueden apoyar la toma de decisiones relacionadas con la salud e integridad física de las personas. Los aspectos éticos no son discutidos en este trabajo pues si bien resultan determinantes, requerirían de un análisis de otra naturaleza.